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Hacia un entorno construido circular

La economía circular en el sector inmobiliario es clave para mejorar la sostenibilidad y la eficiencia de los recursos porque reduce su impacto ambiental y optimiza su resiliencia. Además, estimula el reciclaje y reduce costes abriendo oportunidades en un mercado cada vez más orientado a la sostenibilidad.

Según la fundación Ellen Macarthur, la economía circular es un marco de soluciones sistémicas que hace frente a desafíos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, los residuos y la contaminación. Se basa en tres principios, todos impulsados por el diseño:

  • Eliminar los residuos y la contaminación
  • Circular los productos y materiales
  • Regenerar la naturaleza

 

Se respalda en una transición hacia energías y materiales renovables. Una economía circular desvincula la actividad económica del consumo de recursos finitos. Es un sistema resiliente, bueno para las empresas, las personas y el medio ambiente.

El diagrama de mariposa permite aclarar los fundamentos del ciclo biológico y técnico de una economía circular:

  • Ciclo biológico: centrado en productos que se “consumen” y referido a los procesos de retorno de nutrientes al “suelo” ayudando a restablecer la naturaleza. No consiste en causar el mínimo daño posible, sino en contribuir a regenerar y revitalizar.

 

  • Ciclo técnico: referido a productos que son “usados”. Como se aprecia en el diagrama, cada bucle se refiere a la priorización de alternativas previas al reciclaje y transformación en nuevos recursos o materias primas, con el objetivo de optimizar la energía consumida y el carbono emitido en la producción original del producto.

 

En definitiva, debemos avanzar hacia un nuevo modelo circular de producción y consumo que asegure el equilibrio entre el progreso y la sostenibilidad. Frente al modelo tradicional lineal (extracción-producción-consumo-desechos), la circularidad plantea nuevas alternativas de eliminación de recursos, circularidad de éstos y regeneración de la naturaleza.

Es uno de los grandes bloques dentro del Pacto Verde Europeo y la UE presentó en 2020 un plan específico para su implementación, que sigue completando y desarrollando con numerosas medidas encaminadas al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030.

La progresiva conciencia ambiental de la sociedad está transformando significativamente los planteamientos del sector inmobiliario, ya que es una de las industrias clave para contribuir a una descarbonización de la economía al representar actualmente alrededor del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 40% del consumo de energía en el mundo.

Algunos de sus aspectos esenciales son:

  • Certificaciones de evaluación de la sostenibilidad de las construcciones desde la fase de planificación urbanística, diseño y ejecución de construcciones con una visión holística hasta el final de la vida útil del inmueble, a través de metodologías de reconocido prestigio (BREEAM, WELL o LEED). Esto permite acompañar en todo el proceso de ejecución, anticipando mejoras con una repercusión directa en sostenibilidad económica, social y medioambiental.

 

  • Materiales: Se están produciendo cambios representativos en la forma de realizar el diseño y construcción de los edificios desde el inicio del proceso, tendiendo hacia la modularidad y la prefabricación, que facilitan la posibilidad de desmontar y reutilizar sus partes. Además, se prioriza el uso de elementos reciclados, no contaminantes y se incorporan tecnologías sostenibles.

 

  • Gestión de residuos: A diferencia de la construcción tradicional, se manejan de manera más eficiente las distintas materias, ayudando a cerrar su ciclo de vida y evitando que terminen en vertederos mediante la clasificación y el reciclaje.

 

  • Eficiencia energética: Relativa tanto a soluciones con origen en energías limpias como a la integración de sistemas de consumo eficientes que minimicen consumos y reduzcan emisiones.

 

  • Extensión del ciclo de vida: Además de utilizar estructuras más duraderas, se diseñan para adaptarse y evolucionar según las necesidades del momento. La rehabilitación de edificaciones ya existentes juega un rol fundamental en la circularidad, permitiendo renovar el parque inmobiliario, descarbonizando, optimizando y alargando su vida útil.

 

Todo este enfoque plantea una hoja de ruta para la construcción de un futuro más sostenible donde no solo se reduce el impacto ambiental, sino que también se fomenta la eficiencia, la resiliencia y la preservación de los recursos para las generaciones venideras. Además de una elección ética, la economía circular es también una estrategia inteligente para un sector inmobiliario resiliente y en sintonía con los Objetivos Globales de Desarrollo Sostenible.

La eficiencia energética, el cuidado del entorno y la sostenibilidad son elementos fundamentales en la mayoría de los sectores, pero especialmente en el sector inmobiliario. La circularidad implica diseñar construcciones que, además, también estén diseñadas para ser recicladas y reutilizadas al final de su ciclo de vida.

Ventajas de la economía circular:

  • Medioambientales:
    • Al buscar la eficiencia en todo el proceso, las construcciones pueden reducir significativamente su huella de carbono y avanzar hacia los objetivos de net zero.
    • El diseño de edificios para su desmontaje y reutilización reduce el exceso de residuos y mitiga la necesidad de nuevos recursos.
    • Un real estate sostenible tiene un impacto positivo directo en el medio ambiente al minimizar los residuos y los gases de efecto invernadero.

 

  • Sociales:
    • Economía colaborativa y nuevos modelos de negocio, ya que se mejora la eficiencia al promover el uso compartido de recursos y se fomenta la flexibilidad y multifuncionalidad de los espacios.
    • Influencia positiva en la economía y la sociedad en general, al crear empleo en ámbitos relacionados con la sostenibilidad e influir de manera directa en la mejora de la calidad de vida de sus ocupantes.

 

  • Económicas:
    • Los bienes inmuebles circulares permiten ahorrar en costes a largo plazo asociados al consumo de energía, utilización de recursos y eliminación de desechos.
    • Las edificaciones resultan atractivas para compradores e inquilinos y aumentan el valor de la propiedad.

 

La adopción de la economía circular en el real estate es un imperativo ético y estratégico para impulsar la sostenibilidad y la eficiencia en la gestión de sus recursos. Al integrar principios circulares en todas las etapas del ciclo de vida de los activos inmobiliarios, podremos reducir significativamente el impacto ambiental de las construcciones y aumentar su resiliencia a largo plazo. Además de repercutir positivamente en el entorno, una perspectiva circular ofrece oportunidades económicas y de innovación, estimulando nuevas salidas para materiales reciclados, optimizando costes operativos y diferenciándose en un mercado competitivo y cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad.

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